Así apareció en un libro de texto de primaria Editorial Sm Español 6 2007

TESPA 6 .Capítulo 10 La naturaleza y sus misterios,Edición 1. Lectura

Pág. 236

 El misterio de la lluvia

[Ilustración de un hermoso atardecer o el comienzo de éste. Predominarán los rayos del sol, no obstante, el cielo estará cubierto (en parte) por unas espesas nubes blancas y grises, alguna con la forma de un animal prehistórico o parte de éste. Se divisará la caída del sol sobre una impresionante colina y sobre ésta tendrá el efecto de destacar una variedad de colores. A lo lejos en el infinito cielo se verá la luna llena u ovalada, como se observa cuando aún está de día.]

 

El sol glorioso

adormece las montañas.
Una nube pasajera
rema para juntarse
en el desfiladero del cielo.
Otras
caminan torpes,
parecen gigantes
prehistóricos
que recién han nacido.

Platican y se amontonan,
cubriendo de grises

la inmensidad.

El sol ardiente

cubre los mosaicos
de la colina
y de reojo
contempla
una luna almidonada
que pende
como un globo
en el firmamento.
mosaicos: obras artísticas de diversos materiales pegadas a una superficie para formar un dibujo.
pende: cuelga.
Lectura
Pág. 237
 
[El mismo escenario de la página anterior, esta vez con una fuerte lluvia. Se apreciarán gruesas gotas que caen sobre la tierra. Los árboles reflejarán el impacto del viento sobre ellos. Y algunas aves buscarán refugio entre las ramas de los árboles, podrían verse grillos o chicharras buscando también refugio]
 
Llueve, llueve, llueve.
Caen gotas temerosas,
y poco a poco
cambian a tejos líquidos
que golpetean la tierra.

Los remolinos

envuelven
a los arbustos.
Los pájaros asustados
brincotean
sobre las ramas
y chillan
cuando el viento silva
entre las hojas.
Por un momento
llega el silencio.
Una quietud sospechosa
hace que las chicharras
callen,
y que los grillos,
guarden silencio:
es la intemperie
que tiembla.
tejos: trozos pequeños de teja u otro material.
intemperie: a cielo descubierto, sin techo.
Pág. 238
[Paisaje similar al de las ilustraciones anteriores, pero destacando ahora un fuertísimo aguacero. Un rayo impresionante se verá como naciendo de una montaña: centro de la ilustración.  En primer plano o más cercano, unos grillos se refugian dentro de un tronco grande y seco, en otro plano, a salvo de la lluvia, unas hormigas en un túnel o camino de tierra subterráneo se mantienen secas y en actitud de escuchar lo que ocurre afuera]
Una luz repentina
parece salir de la tierra
y emerge
del mismo corazón
de las montañas.
Es un flash gigante
que toma impresiones
a la copa del cielo.

La mudez termina
y las gotas

rompen
en desbandada
como caballos
que irrumpen
en la pradera.
Las hormigas esperan
desde los subterráneos.
Sabían del diluvio
y precavidas
pastorearon su rebaño,
ordeñaron su dulce
y ahora escuchan
el chapoteo del agua
y el canto angustioso
de los grillos
que se resguardan
en un tronco
viejo y cansado.
emerge: sale a la superficie.
flash: destello breve e intenso.
irrumpen: aparecen con fuerza, entran violentamente.
Lectura
Pág. 239
[Ilustración de la salida del sol, ya de muy tarde, después de esta tempestad.
Destacar en la ilustración los colores naranjas, rojos y violetas. Que se vean los charcos de la lluvia que cesó, pero que predomine el nuevo escenario.]
El sol es acorralado
por los brazos negruzcos,
pero se mantiene
como testigo brillante
en la curva del arco.

Rompen los truenos

en el piso del cielo
como si los gigantes
corrieran
de un lado a otro
presintiendo
el fin del mundo.
Todo regresa a su lugar.

Pero el sol

se ha quedado
impávido.
Enhebrados los colores,
tirando al infinito el naranja,
el violeta,
el rojo,
para darle
el vestido glorioso
a la luna
cuando en la noche baile
dejando sus ropajes
entre los picos de las montañas.
Rubén García García
mexicano. Nació en Álamo Veracruz 1946
impávido: sin miedo, con serenidad.
enhebrados: encadenados, enlazados.

 

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Carlos Pellicer es música y color

pellicer

DESEOS

Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color.
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutiles de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.
Déjame un solo instante
cambiar de clima el corazón,
beber la penumbra de una cosa desierta,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
¡Oh, dejar de ser un solo instante
el Ayudante de Campo del sol!
¡Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color!

Exigencia

En los corredores,
tienes macetas, hamacas,
una poltrona, cachivaches.
En el silencio, meciendote en la poltrona,
aparece el claroscuro de tu ser.
Como palomitas avergonzadas,
llega la náusea, la vergüenza, lo servil.
}Dando traspiés,
tu corazón exige
que lo saques de tu baraja.
El no escogió ni tu alma, ni tu cuerpo.

poltrona

El escape

Estoy.
vivo,
consciente,
puedo caminar.
Hay silencio.
Las perras duermen.
mis dolores cicatrizaron.
.
El silencio se ha hechado.
la noche inquieta presiente la aurora.
hay un cielo fresco, rosado titilante.
Es la hora, me digo
y parto a cualquier luna.
Abajo se escucha el silbato del velador
y el rugir de un carro en la lejanía.

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Van Gogh

Esta memoria

Mi memoria es penumbra,
tarde temblorosa,
Llovizna seca;
recuerdos con ala rota,
árbol mocho, deshabitado.
Cantos sordos.
Palabras sueltas,
rendijas agónicas de luz

Sueño en silencio.
Lejos se retiran tus pasos.
Un día olvidaré quién soy.
¿Seré mar? ¿Agua que ahoga las visiones?;
sólo tengo memoria de espuma:
que se abre
cuando el ave se hunde y levanta el vuelo llevando un pez hacia las nubes.

despedida

 

El ocaso

 

 

Vendrá el ocaso.
Las nubes aúllan al sol.
Nada interrumpe
mi voluntad de tejer el recuerdo
como eficaz hilandera.
 
Hay dolores que revientan y no duelen
 o felicidades que no envanecen.
Alabo el sacerdote que nunca ha dejado de ser pobre y que ahora es viejo y amado.
Admiro a la mujer que es feliz,
así sean murmurados sus quehaceres.
A mi edad nada me asombra;
me perturban culpas que no puedo remediar y vivo con ellas.
 La mujer oscura duerme a mi lado y me acicala en la profundidad del sueño.
Me admiran las garzas que llegan, el croar de las ranas y los gritos de las chachalacas,
Me admira la hierba que siempre florece
Me entusiasma vivir, pero entiendo que todo lo que inicia termina y mi vida tiene aroma a barro.

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Alfajores

Tu boca de alfajor.
Lengua húmeda,
que degusto con mi lengua.
Lenguas abrasadas,
suspiros que gimen.
Boca de pan crujiente
con miel de azahares.
enfriemos el tiempo
que se quede inmovil
en su escondite de ambar.

alfajor

el descenso de la luna

Eres hermosa,
la luna descendió,
y se instaló
en la piel de tus pechos.

mujer.senos

Lobos

En la sabana,
el estruendo de un rayo
nunca perturba
a los enamorados de la luna.

buho.luna

No me hables al oído

Me hablas al oído y no sé qué decirte.
La frase es chicle y resbala al desconcierto.
Las palabras que susurras parecen palomas que se ocultan entre la neblina.
Cuando hablas así, 
solo escucho el reverbero de tus labios.
No me cuchichees al oído;
porque respondo al silbido de tu aliento y después no sé que me da por despintar la luna de tus pezones.

 

 

 

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LLuvia

Hubo una mujer que te decía lluvia,
blanca, ardiente.
Por las tardes,
cuando los pájaros volaban en bandada
la buscabas con palabras suaves, almidonadas,
-pájaras de fuergo que danzaban en el escenario de su vientre;
acelerando su bradicardia de poeta.
Tardes inmensas, abrazadoras, piras forjadas de estrellas errantes y el humo a sándalo que envolvía con papel de china las sienes de la memoria.
Un día llegó el sol de nieve, se fue el agua, cayó la hoja dejando huecos donde antes había murmullos obscenos y húmedos.
Se fue la tarde, los patos, la rosa, el ardor de la pupila.
La mano callosa es un páramo de terrones que sueña con la espuma del mar,  donde el oído se recuesta seco como el esqueleto de las hojas que encontramos en los libros polvosos y ofertados.

trape,irene mala

Dos mundos

Te beso.
En otro sol descubro tus ojos
y la atmosfera de tus hombros.
No estés triste.
Recuerda que vivimos en dos mundos.
Soy el de la noche
que resbala por tus pestañas,
y siembra en el centro, asido de tus caderas.

pies

Felina

Recuerdo los saltos de mi corazón,
cuando el vaho de su boca hacía caminos sobre mi cuello.
Me recuerdo atrapado; 
y mi carne de gacela esperaba la inminencia de su embestida.

gato

Espejismo

Mis aguas ya no tienen el brío del felino;
mis árboles florean por la magia de la vida.
Tienes en tu mano un espejismo,
que el vuelo de un pájaro lo fragmentaría.
Mi árbol carente tiró la hoja
y mis retoños aparecen lerdos y frágiles.

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