Archivo de categoría: BESTIARIO
Textos en prosa o poesía que describen una fauna
el camello
Dios te obsequió un cuerpo jorobado con una resistencia sobre natura. En la armonía de tu paso se descubre una paciencia infinita. Soportas: el sol duro, el frío cruel, y las dunas que duermen la siesta del tiempo.
Todo lo recorres.
llega lejos el que camina sin pensar en la lejanía, pareces decir.
Transitas en silencio haciendo vía. El chasquido de tus labios es pedimento. Al final, te hincas, y tu testa besa el suelo, como hacen los humildes.
El tigre

En la fría, soleada mañana llegó el pájaro que acicala , es un ave que le acomoda el pelo con la peineta de su pico. Él responde con gruñidos , el ave entre chisme y chisme quita las garrapatas del cuello y sigue.
Hoy no gruñó el tigre y el ave comprendió que era un día diferente y calló respetando su deseo.Tiene la cabeza oculta entre sus patas y no percibe que las mariposas revolotean alrededor de su testa. Arriba hay sol tibio, no siente el calor que cae sobre el lomo.
Anoche no levantó su testa al cielo. La luna se fue malhumorada; gusta reflejarse en sus ojos; Allí se peina, corrige sus aretes y se retira.
¡Se fue el hijo del tigre! él se ha quedado solo, ya no harán las correrías por caminos que le enseñó. Sabe que es viejo, no tendrá más hijos. Tiene una mirada lejana. Recuerda los besos del cachorro sobre su hocico, los juegos insistentes, con sus manazas.
Todo fue después de la tormenta, del rayo que mordió los hombros de la montaña.¿Qué dislocó su corazón? para que su hijo cambiara tanto: se hizo taciturno, de mal carácter, y luego enmudeció.
Está solo, pero eso no le preocupa. Él disfruta del viento, la mirada de la luna y el grito en la lejanía de los búhos. Su hijo se fue; eso pasaría tarde o temprano., preocupa lo que dijo antes de irse, lo dijo sin decirlo. Pero el padre adivina que le han dado ansias de matar por el sólo placer de matar y eso no lo soporta.
Rinoceronte
Si tuvieses línea esbelta de caballo alado, serías unicornio. La hipertrofia muscular con tórax de barítono. abdomen globoso; te hace ser terrenal, cavernícola.
Obedeces al instinto, a la fuerza, a la energía primigenia que brota de tu armadura.
Embistes al viento,
a la selva
a la roca
y hasta tu sombra.
Refieren que adoleces de presbicia. Sin embargo cuando observo que tu mirada abraza con intensidad al cachorro, entiendo que te reconcilias con la vida y con el amor.
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La rana
Canta una rana, es la única que lo hace en el pantano. Unas partieron, otras fueron tragadas por la víbora.
Sólo canta una rana, salta sobre los juncos y cae sobre la redonda piedra. ¿que tono ofrece su canto? de dolor, soledad o tal vez espera que alguien leconteste. Sabemos que deja de cantar cuando el agua llena el pantano y la noche se pone ciega.
¿Será por temor a la víbora?
¿será porque no aparece la luna?
Hienas en la noche
La hiena en la oscuridad ejerce ritos obscenos, gritos profundos y risotadas que hielan la sangre. Así imaginaba. Tienen color de luna con barro, lunares con matiz de abismo que parodian el grito de la maldad.
Ellas son matriarcado, audaces y cazan por la noche.Ojos de luna y olores del grupo.
Son bravas, osadas que enfrentan a leones e hincan sus dientes al rey. Amantes con los cachorros, que contradice la furia que despliegan en el combate. Tiene derecho a reclamar nueva imagen. Gregarias, que no aceptan rey, ni varón. A su paso por la sabana; las amazonas del mundo, sonríen.
Rinoceronte
Si tuvieses la línea esbelta de un caballo serías unicornio. Dios tuvo otros planes.
La hipertrofia muscular y un abdomen donde una mujer obesa podría acostarse, te hace ser terrenal. Cavernícola, obedeces al instinto, a la energía primigenia que brota de la erección de tu armadura. Embistes al viento, a la selva, a la roca y, de ser posible, hasta tu sombra. Se sabe que padeces de visión precaria.
Cuando veo que tu mirada abraza con intensidad el cuerpo del cachorro, entiendo que te reconcilias con la vida y con el amor.
La rana
Canta una rana, es la única que queda en el pantano; unas se fueron, otras fueron tragadas por la víbora. Solo canta una; se eleva sobre los juncos trepándose a la picuda piedra. Canta con un tono indefinido. ¿Será de dolor? ¿De soledad? O quizá espera que le contesten.
Solo canta una rana, nadie sabe qué dice o a quién le canta, Ella deja de cantar cuando el agua llena el pantano y la noche se pone ciega. ¿Será por temor o por qué no aparece la luna?
La gata, el Negro y Beto
La gata nos la obsequió una vecina. Poco después, mi perra paría y de su camada se quedó un perro que llamamos el Negro, crecieron juntos, muy cerca de los gritos de un loro gigante de cabeza azul que llegó de las selvas del sur. Sabía chiflar e imitaba a gallinas, gansos y puercos. Beto, el cotorro, se enamoró de mi esposa y no se le podía acercar nadie porque abría su plumaje de sol y verde mientras volaba con un grito feroz. La gata y el Negro sabían de su mal carácter, y daba gusto mirarlos comer en el mismo plato bajo la sombra del limón.
La bestia
El tren rezongaba. Parecía un becerro arisco, subiendo hacia el pueblo. Sobre los gruñidos de la máquina, las campanas repiqueteaban alocadas. Como todos los domingos en la plaza, la gente compraba y vendía. Del carruaje, salió un sujeto con una bocina parlante, invitando a las personas a ver el espectáculo del mediodía: “Podrán contárselo a los nietos de los nietos y siempre dudarán. Sólo sus ojos darán crédito” Dos horas después, el gentío se arremolinaba para mirar el acto.
La bestia era dócil y gran imitadora de animales. La gente reía. Sin embargo, cuando rompió en un rugido más potente que el de un león, todos enmudecieron. Abrió las fauces y el voceador del espectáculo metió la cabeza; poco después, sólo los zapatos quedaron fuera. El animal hizo una contracción ventral y el sujeto desapareció. Llovieron monedas y aplausos de la multitud. Ella caminó en círculo, levantó los brazos y agitando unas alas que brotaron de su espalda, voló hasta perderse por encima de los cedros.
El tren ha quedado en la plaza. A media noche, el viejo más viejo del pueblo agoniza, y sobre el padrenuestro del cura, se escucha el tañer alocado de la campana. Es una noche sin viento y solo gime el silencio. El difunto era el último que recordaba aquel suceso. Ahora, nadie sabe.