Poema de Rubén García García

Sendero

En esta casa

alardea la quietud;

las hojas caen

apretando el silencio.

El tren se ha ido

y contigo el oboe.

Fuera, en el jardín.

El gato acecha los fantasmas

y la hormiga ansiosa

espera la caída de los pétalos.

En esta casa

ya no se oyen las pisadas del unicornio.

y la rosa mira el último velo.

Llueve como un rocío inesperado.

jacaranda poema de Rubén García García

sendero

Estás en un horizonte,

que ni con el pensamiento puedo tocar;

solo con mi corazón.

Aquella lámpara que me regalaste,

dispuesta en mi mesa me sigue alumbrando.

Cuando recuerdo las pisadas del gigante cortando leña en los cielos y el rodar de los troncos, como preámbulo de un zigzag de luz que estalla a un lado. Cobijas mi temor con tu abrazo que detiene los caballos de mi corazón.

Es entonces que prendo la lámpara.

Cuando mis fuerzas se ningunean y creo que me llamas, la luz se prende. Entiendo tu regaño y vuelvo a interrogar el aroma de mi imaginación.

Te sueño, te pienso y veo a mi lado tu sonrisa de niña.

 Mi madre es una jacaranda, que da flores en otros cielos.

Te encontré de Rubén García García

sendero

Te encontré donde los ríos se unen,

donde el puente es ave dispuesta al vuelo.

Todo llegó como un sueño

con tiempo alterado.

El cielo en ocres;

Ollas de fragua donde el cobre se licua.

El estruendo, el sollozo del agua presurosa.

Ya nada recuerdo;

solo el sabor del aroma de tus labios

en un miligramo fulgente que despierta

en la oscuridad de mi memoria.

Me gustas de Rubén García García

Sendero

Me gusta contarte los pormenores; cosas sin importancia. me gusta frotarte la espalda. Platicarte, una vez más, el sueño de conocerte. Oler tu piel de hierba Y vigilar tu siesta de la tarde. Me gusta besar a mi hijo a través de la ventana de tu ombligo. Es sencillo, hasta simple: me gusta ser parte de ti cuando me abrazas.

La vaca por Rubén García García

Sendero

Viendo a la vaca me da por pensar en cámara lenta.

Todos los movimientos que hace son de acción dilatada.

Monótona rumia,

y tira los ojos hacia el horizonte;

así los días corretean a la holganza

Miro la profundidad en sus ojos negros;

y tal parece que intenta resolver un eterno conflicto:

pero nada la saca de su presente. —intuyo,

que sabe que la vida es breve

y que rumear la tiernitud del zacate

es suficiente para disfrutar la existencia.

¿ y después? de Rubén García García

sendero

Las ideas sin puerto,

son pájaros que se van.

El recuerdo se construye con días intensos.

El hombre tiene riqueza,

cuando es capaz de sembrar sus emociones.

¿Qué ejercicio me darán si después de mi muerte,

hay arboles carentes,

retorcidas osamentas,

donde no sacie un clarín,

y el camino sea un edén de ortigas?

la tía de Rubén García García

Sendero

Al secarte te digo que eres mío.

Aliso tu cabello con el peine de marfil que una tía me regaló.

Mientras escojo tu ropa, te visto de capitán y me cuadro ante tu altivez.

Qué placer tenerte a mi lado.

arroparte en mi regazo,

hacerte caricias, morder tus cachetes y meterte en mi pecho…

Vamos capitán, no llores

que ya no tarda tu mamá;

pero te quiero como si fuera, o más todavía.

Me gusta de Rubén García García

sendero

Me gusta contarte los pormenores;

cosas sin importancia.

me gusta frotarte la espalda mientras enjabonas.

Platicarte, una vez más, el sueño de conocerte.

Oler tu piel de hierba

Y vigilar tu siesta de la tarde.

Me gusta besar a mi hijo a través de la ventana de tu ombligo.

Es sencillo, hasta simple: me gusta ser parte de ti cuando me abrazas.