jacaranda poema de Rubén García García

sendero

Estás en un horizonte,

que ni con el pensamiento puedo tocar;

solo con mi corazón.

Aquella lámpara que me regalaste,

dispuesta en mi mesa me sigue alumbrando.

Cuando recuerdo las pisadas del gigante cortando leña en los cielos y el rodar de los troncos, como preámbulo de un zigzag de luz que estalla a un lado. Cobijas mi temor con tu abrazo que detiene los caballos de mi corazón.

Es entonces que prendo la lámpara.

Cuando mis fuerzas se ningunean y creo que me llamas, la luz se prende. Entiendo tu regaño y vuelvo a interrogar el aroma de mi imaginación.

Te sueño, te pienso y veo a mi lado tu sonrisa de niña.

 Mi madre es una jacaranda, que da flores en otros cielos.

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