Deseos

mujer espaldasDeseo que me abrace, olerla en silencio. Recorrerla con mis manos y llenarme de vueltas. Y ya  de espaldas, besarle la nuca, los hombros. Adherirme a su envés y percibir el calorcillo que la estremece  y hace  que le crezcan rosas en la cadera.

Arboles_023Caminas a mí alrededor y  tus brazos caen como aviones  sobre mis hombros. El café recién hecho  sabe la historia de mi vida.  El olor que se derrama cabizbajo te incluye. En tu danza pareces una barca que rompe el himen de mi agua. Al retirarte  mueves la cabeza, sonríes y  dices que soy un caso perdido. Bien sabes que escribo para ti.

La danza

danzLlueve. Una cortina cubre el horizonte. El viento corre, las gallinas corren, y la ropa vuela en los tendederos.Gotas gruesas,  pesadas, tamborilean en las láminas de zinc. Al golpear,  fraguan un ritmo de sabanas prehistóricas. El cielo tiene la oscuridad del sexo.

 Las chachalacas gritan  y  van de árbol en árbol buscando cobijo. Yo sigo sentado en la poltrona. Me gusta el relajo que arma la lluvia. Me desatiendo de  los gritos que hacen las mujeres y solo me concentro en la danza de las gotas.

 Imagino bailar pintado de sombras y caliza entre un grupo de negras. En ese momento exudo calor y soy  un macho cabrío que afila las pezuñas en las vetas de la roca.

 ¡Qué lejos se oyen los gritos de las viejas,de los guajolotes y chachalacas!Con los ojos entrecerrados  sigo meciéndome,  mientras la lluvia me tira sus cubetas de agua y la danza del vigor me estremece.

Esos amores

mujer-joven-mirando-hacia-fuera-al-mar-6078515Mientras aseo la vivienda, tropiezo con un detalle que abre la memoria. Los recuerdos vuelan alrededor de mi mente, pero no van a ninguna parte; siempre vuelven al refugio. ¡Nunca duermen! Muevo la cabeza, y me digo: ¡basta! ¿Cuándo llegará el desapego?

Todas las tardes salgo y miro el horizonte, el mar, el ocaso y no veo una luna diferente, ni astro que sirva de señal. ¡Dios, el barco que espero tarda demasiado!

El mar rumia cuando azota la roca. Si quitara el mar y la roca, seguiría oyéndolo dentro de mí. El barco tarda, y el desapego no llega.

Éxodo

Carlos Ortega
Carlos Ortega
Los perros caminan y se detienen. Dilatan su nariz,  gruñen y  ladran. Los perros de la aldea tienen hambre y en manada van  hacía otra población. Los hombres salieron ayer.

Cuando soy letra

defaultVivo en tu mirada. Te veo ordenando tu ropa, cepillando tu pelo. Qué gusto cuando me cuelo como letra en tus pensamientos y susurro: cómo no desear una noche contigo, si en instantes me conviertes en camino que talla los hombros de la montaña. Qué oscuridad cuando te vuelves fría, y soy aerolito en picada.
Te gusta que sea fuego, hacerte reír y llenar de barcos tu cielo…te gusta que me consuma. ¿ Cómo decirte que me gustaría vivir una noche contigo ?

El despertar

Puesta-del-sol--Campos-de-trigo-cerca-de-ArlesDespierto  en un cuarto de ventanas. El murmullo de tus esquinas llega a la piel desde una ciudad.  Flores  prendidas  que se  multiplican  ignorando  orden. Selva húmeda y atorrante  que juega con tus pechos.

Beso tus largos brazos, la ruta de tus hombros,  El hueco de tu nuca  que  transforma  la noche,  tus cabellos  olas sepia que desfilan por  el cañón de tu espalda.

 Abrazarte en el  sueño  es llenarme de fatigas. Y en la mañana bestial tu nombre hace arder mis interiores. Acariciarte con la mejilla  y despertarme a tu lado con el religioso olor del café.

¡Eres verde!, líquida como una fruta marina. Dispuesta a darse cuando los pájaros son  epifanía..

Sick bat

murcielagoMerodea entre los árboles del vecindario y la luz del sol lo obliga a regresar a su cueva. Él solamente vuela cuando cae el día. Algo le pasa, se distrae, siente que no es el mismo y eso le da rabia.
Afuera un niño juega desnudo en un chapoteadero. Escucha sus risotadas y su piel rosada despierta su apetito bermellón. Se lanza en picada desafiando al sol de la tarde.
Su vuelo torpe lo hace caer en la orilla del chapoteadero. El niño grita angustiado a la madre y ella enardecida lo toma del ala y lo arroja hacia la perrera.
-¿Qué hago aquí? ¿Qué me pasa? -Se pregunta con chillidos.
Los mastines se pelean, lo muerden.
-¡Qué dolor! ¡Qué nausea!
Cuando lo despedazaron, ya había muerto de rabia…

Incertidumbre

mecedora.1Hacer el amor  y quedarse ahí,  con la emoción  del instante.  Nunca se sabe si será el último,  si con la mujer o con la vida.

Llueve y abro mi camisa

lluvia-correrLlueve. La gente frota sus manos y, por encima,  las nubes aleonadas gruñen. Llueve finito. Los carros tiritan de frío y en cada esquina las sombrillas platican con antiguas comadres. Entre los huecos de viejos edificios, las palomas aletean los vapores del clima. Finos piquetes, húmedos, brincan complacientes por mi cara, se reúnen en gotas y me recorren, resbalan por mi cuello, unas se dispersan sobre los vellos de mi pecho y otras saltan hacia mis escápulas. Silbo  bajo la lluvia. Es un día diferente y abro mi camisa para que mi corazón hipertenso recuerde que fue niño.

Mi esperanza

MUJER_~1He podado mi esperanza para que no crezca hasta el cielo. La quiero chica, tierna;  compatible con la tierra que me abraza.

Agria como el sudor del obrero, callosa como la arruga del campesino.

No quiero que trepe más allá, la quiero pequeña.  Para que la miré el niño,  o  la señora, que sin quitarse el hato de leña,  sonría con la mirada y me diga:

-Su esperanza es tan grande como la mía.

Atrapado

En la tarde fría se van  los pájaros,
Los oboes silban al tren en marcha.
Te vas. La hierba se incendia por la escarcha
y el silencio se derrama en los cántaros.

Quedaron solos los espantapájaros.
El gallo viejo ladea su charcha
sólo sueña que con su canto emparcha,
Y desconoce el roer de sus ácaros.

Anoche se fueron los unicornios
Y se heló el diapasón de mi guitarra
cielo deslunado de mis demonios.

Hay ruido ¿ Un corazón late en la parra?
Me oscurece el horror en mis insomnios,
duermo sin fin, mecido por su garra.

Esfinges de sal

flor de silencioSe van los pájaros.
La tarde es fría.
También te vas.
Silban los oboes
al tren en marcha.
Flor de silencio
Abre el hastío.
No hay unicornios
Solo esfinges de sal.

El camello

camellosDios obsequió  a tu cuerpo jorobado de una resistencia sobre natura. En la armonía de tu paso se descubre una paciencia infinita: El sol duro, el frío cruel,  y  las dunas que duermen la siesta del tiempo.

Todo lo recorres.

—No hay prisa, llega lejos el que camina sin pensar en la lejanía— Pareces decir.

Transitas en silencio, haciendo camino sobre la arena, y el chasquido de tus labios es un pedimento de fuerzas. Al final, tus piernas se arrodillan y tu testa besa el suelo, como hacen los elegidos.

la jirafa

jirafas nocheTe es sencillo doblar y desdoblar nubes como si fueran almohadas. Detienes tu mirada en ellas: corren fantasmas presurosos seguidos por dinosaurios imponentes y minúsculos gusanos que reptan por entramados profundos y grises .En la noche, cuando el sueño se esfuma tus ojos de laguna caen en el manto prendido.Así las horas pasan: jugando ajedrez en los cielos con la osa mayor. ¿Qué aroma tienen las estrellas? ¿Qué secretos te ha contado la luna? Animal celestial que siempre miras a Dios.

 Terrible para ti, inclinar tu cuello para beber el agua terrenal.