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Metaficcion e ironía de Lauro Zavala
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Investigador, traductor y analista. Doctor en Literatura Hispánica por El Colegio de México. Profesor Investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, en la Ciudad de México, y Profesor Invitado en New York University. Presidente de la Asociación Mexicana de Teoría y Análisis Cinematográfico. Integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y del Sistema Nacional de Investigadores. Autor de poco más de 100 modelos de análisis semiótico. Entre sus libros más recientes como autor individual se encuentran: Cartografías del cuento y la minificción (2004); Paseos por el cuento mexicano (2006); Instrucciones para eliminar a un profesor. Viñetas de la vida académica (2008); Manual de análisis narrativo (2009); La seducción luminosa. Teoría y práctica del análisis cinematográfico (2010); De la investigación al libro. Estudios y crónicas de bibliofilia (2012); Semiótica preliminar. Ensayos y conjeturas (2015); Ironías de la ficción y la metaficción en cine y literatura (2018); Para analizar cine y literatura (2018); Principios de teoría narrativa (2019); Semiótica fronteriza (2022). Más información en: http://www.wikipedia.org / http://www.laurozavala.academia.edu / http://www.comunicacionlenguajesycultura.xoc.uam.mx / Correo: zavala38@hotmail.com
Simbiosis de Rubén García García
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Llegó abrupto y entró como la navaja en un tomate. El mayo soleado dejó paso a un día invernal. Desaparecieron las moscas y el gato fiel a su costumbre fue hacía el tejado, pero se regresó antes de que la puerta se le cerrara. Al fondo del patio la lluvia helada caía sobre el naranjo. Él esperaba un chubasco que lo refrescara y no la insolencia de este frío que lo estremece. Las gotas resbalan por sus hojas. Él no sabe dónde quedó la gabardina. Mi madre con una sábana de plástico lo cubre y protege a los minúsculos botones que mañana perfumaran el viento.

Felicidades a los maestros. Recordando a José Negrete Herrera
Felicidades José Negrete Herrera de Rubén tu alumno de siempre.
«hacemos la incisión, alejamos el tejido graso, no usen instrumentos de corte, solo de disección. Vean, cuento uno, cuento dos y tres y aquí está el nervio circunflejo», «Pintamos a la vena de azul, a la arteria de rojo y al nervio de verde y esto lo llamamos disectocromia. ande, ande, toquen… el que no toca no siente, el que no siente es como el que no ve y el que no ve, no sabe».
«la anatomía que enseño es bajo la óptica de la medicina clínica. Lo que es útil para el médico joven»
Ese era el maestro José negrete Herrera. El libro que escribió es de gran utilidad y aún pasado muchos años lo siguen consultando.
En él había un valor mayor, la de ser humano. Un compañero me confesó: «vivo solo con mi madre, y ella tuvo un dolor en el vientre y fiebre, le hablé al maestro explicándole, y apresuradamente me dijo que la llevara a urgencias del hospital Juárez, que él estaría. Diagnosticó un abdomen agudo y operó de inmediato, se había reventado el apéndice. Mi madre vive por él».
Lo conocí cuando sus condiciones físicas mermaban, pero su pulso se mantenía firme, su cariño por enseñar era su diario. Tuvo el atributo de las personas sabias: enseñando lo que sabía y amando a las personas que lo rodeaban.
Ha pasado mucho tiempo pero su presencia persiste, su estatura moral sirva a nuestro México y al mundo.
En el cielo nublado, en salud y educación, que atormenta al país, más que nunca lo necesitamos.

Mira quién llegó de Rubén García García
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No silbó el tren,
tampoco el barco.
No hubo avión.
No paso nada,
nada de nada.
Solo llegó
un viento juguetón
que se llevó el paraguas.

Choka de otoño de Rubén García García
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Tarde de otoño.
Ruedan por la ventana
gotitas de agua.
El vaho opaca
el cuadro de cristal,
donde dibujo
el calor de tu nombre,
tu rizo caoba,
tus labios de granada;
y el pelo lacio
que cubría tu espalda.
Afuera, el viento
hace silbar las hojas
y las desprende.
Dobla el viento la dalia
la que tanto cuidamos.

Contra toda violencia Antología de descarga gratuita compilado por Sara Coca y Mustapha Handar
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Todas las reacciones:
Brujos y sanadores de Rubén García García
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El hermano Carlos llegaría a casa de Juana, que a sus veinte años está tan débil que sus rodillas desfallecen. Ella entregará su corazón y fe al sanador.
El Hermano ordena que las veladoras y los santos estén en armonía con las flores. Reza como si platicara con Juana.
¿Recuerda el vestido de flores amarillas? La noche aquella en que lloró. ¡Qué nadie supo! ¿recuerda? —la olisquea.
Su libro de misal, que es de ella, olía a lágrimas infectadas de algo insano.
La intensidad de su voz resuena por los rincones de la casa y de los entramados. «¡Será el día en que el milagro llegue! Que lo insano se derrame en las almas proclives». Después de tres horas las plegarias están en camino celestial.
«Te pedimos por la alegría de ver caminando a Juana por los montes de Dios».
Meses después ella deambula por el jardín, corta la hierba que merma las dalias. mientras el sanador la recuerda con dolores intensos en las rodillas, con un perfil céreo y maltratado por las fiebres.
Ha llamado a su maestro, que atiende a tres horas de su pueblo, y no aparece.

Mario Vargas Llosa
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FRASES LITERARIAS: MARIO VARGAS LLOSA
«Yo voy a ser un escritor. Yo no voy a ser periodista, no voy a ser abogado, no voy a ser profesor. Aunque tenga que dedicar mi tiempo, para ganarme la vida, a esas actividades. Pero yo voy a ser un escritor. Y qué va a querer decir en mi vida «ser un escritor». Va querer decir lo siguiente: que yo voy a dedicar lo mejor de mi tiempo y lo mejor de mi energía a escribir. Y voy a buscar trabajos alimenticios que no sustituyan, que no estorben, que no perturben, esa dedicación fundamental a lo que es mi vocación. Si eso significa que voy a vivir con enormes dificultades materiales, pues que signifique eso. Pero yo sé que voy a ser infinitamente más «infeliz» en la vida si renuncio por razones prácticas a la literatura.
Perú, 1936
Premio Nobel de Literatura 2010

La amante musical de Rubén García García.
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Tuve una amante musical. Al pulsarla escuchaba que caían sobre el tejado gotas de lluvia. Si mis labios rodeaban sus ojos me parecía escuchar los oboes al caer la tarde. Cuando mi respiración corría por la senda de su cuello susurraba su latido en un solo de maracas. Si besaba la oscuridad de sus colinas, ella me hacía oir los tambores de mi corazón en un frenesí que simulaba el aleteo del colibrí.

Compartiendo identidades de género
A veces, entre la gente común, hablamos temas interesantes que nos recorren en el diario vivir. Y hoy se me dio por compartirlo por aquí, este blog de donde vengo estando tan ausente. Es lo que les escribí por WhatsApp… «Hola todos! Pena que ayer* no pudimos ver la muestra 📷 fotográfica /charla sobre las […]
Fragmento de charlas con mis compañeros de clase /taller: Identidades de género — Acuarela de palabras
Del muro de Magda: la música dentro de la literatura por Magda Díaz Morales
Compartiendo. fuente: https://www.facebook.com/magda.diazmorales
La música dentro de la literatura. Un discurso dentro de otro. Veamos unos ejemplos:
En un cuento de García Ponce, «Imágenes de Vanya», Jorge, el personaje, se encontra recordando un bolero de su juventud: «De noche y de día /como melodía /si aspiro un perfume /si beso otras bocas /si tengo tristeza/si tengo alegría /me acuerdo de ti», es un bolero de Gonzalo Curiel que se llama «Me acuerdo de ti”: https://youtu.be/3dLLSvr1bpA
En la novela de Enrique Serna, Fruta verde, recordarán esa escena que se desarrolla en la casa de Mauro Llamas platicando con Germán Lugo, que nos relata lo ocurrido:
(Mauro se levanta a cambiar el disco): «El bolero que puso, tierno y lascivo a la vez, me distendió los nervios como una inyección de morfina:
En el cercado ajeno provocaba,
era fruta y mujer,
la mordí cuando menos lo pensaba, pero fue sin querer…
-Qué preciosa canción y qué voz tan cachonda.
-Es Fruta verde, de Luis Alcaráz, cantada por Ana María Fernández.
Seguí escuchando con embeleso, transportado a un edén prohibido, con manzanos y naranjos en flor, donde una ninfa desnuda bebía agua en un arrochuelo.
Sabor de fruta verde,
de fruta que se muerde
y deja un agridulce de perversidad,
boca de manzana, boquita que reza,
pero que si besa
se vuelve mala mala…»
(canción: http://youtu.be/oVlxxeey800)
Y «Canción cubana», escrita por Cabrera Infante:
¡Ay, José, así no se puede!
¡Ay, José, así no sé!
¡Ay, José, así no!
¡Ay, José, así!
¡Ay, José!
¡Ay!
Aquí la canción, interpretada por la artista cubana Rita Montaner, en la película mexicana Víctimas del pecado de Emilio Fernández: http://youtu.be/32SACkIcQyk
Y el paratexto en su cuento «Delito por bailar el chachacha»: «Señor juez, señor juez, señor juez, mi delito es por bailar el chachachá», de la canción: https://youtu.be/lBqneqpedWQ
Y esa canción de Sabina, «Ya eyaculé», que recuerda a Nicolás Guillén: https://youtu.be/SK2HzlWnSeY
Anexos de Rubén García García
Me acuerdo de ti con Elvira Ríos: https://www.youtube.com/watch?v=1lTWyrgEjrs

María Elvira Gallegos Ríos, conocida artísticamente como Elvira Ríos, fue una cantante y actriz mexicana. Una de las intérpretes más notables de Agustín Lara, Elvira Ríos fue la primera cantante mexicana que tuvo éxito internacional en radio, discos, centros nocturnos, giras y películas. Wikipedia
Nacimiento: 16 de noviembre de 1913, Ciudad de México
Fallecimiento: 13 de enero de 1987, Ciudad de México
Género: Pop
Años activa: 1935-1983

Gonzalo Curiel (1904-1958) fue un compositor equidistante entre la música de concierto y el jazz, pues sus canciones contenían elementos de ambos, provenientes de ambas referencias, las cuales empleó para crear un repertorio con títulos como Vereda tropical, Temor y Caminos de ayer, temas emblemáticos en el país.
Ya no es lo mismo de Rubén García García
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Ella duerme, después de la intimidad, le sucede. En la penumbra el ventilador agita el aire. Mi pulso se ha normalizado. Tiene diez años que hacemos el amor. Hay diferencia del ayer con el ahora. Me queda la sensación de haberlo hecho con una amiga con la que jugaste en la infancia.
En los primeros cinco años, para poder estar con ella me escondía y esperaba que el esposo saliese con su mochila hacia el trabajo. El miedo a ser visto o confundido con algún ladrón me ponía la carne de gallina y sudaba, aunque hiciese calor. Con la puerta abierta entraba sigiloso a su recámara donde ella me esperaba. Noche de lumbre, ardor que me hacían estallar como una luz de bengala en el cielo oscuro.
Hace cinco años el susodicho tuvo un accidente y de ser un intruso pasé a ser el principal. Ella duerme a pierna suelta, y es un tronco. Sé que no despertará, así le pasa cuando ha tenido un desborde de satisfacción.
Yo añoro el pulso acelerado, el golpe que sentía en el pecho, la respiración de ratón y mi cuello elástico con el que movía la cabeza para hurgar entre la oscuridad que me confirmaran que podría llegar hasta el zaguán y colarme hasta su dormitorio.

Día de las madres de Rubén García García
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Debo a la mujer mi nacimiento. y de mi esposa los cuatro hijos. Las mujeres me enseñaron a leer y escribir. Lo mucho o poco que sé de narrativa también se lo debo a ellas ¿Cómo no amarlas? Felicidades a las que han dado vida, poniendo en riesgo la suya. Las que día a día se la parten. Las que hacen milagros para sobrevivir y que apartan algo de algo para un sobresalto. Las que muy cansadas llegan del trabajo y continúan con él para que la casa no se caiga. Aquellas que en la madrugada se levantan para confirmar que sus hijos duermen tranquilos. Mucho les debemos.
Hace un año aún pude abrazarla y cuando decidió irse la tuve a mi lado.

Añoranza de Rubén García García
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Camino. La tarde gris. Llueve y ya algunos hilos de agua corren por la mejilla. Recuerdo tu cabello abundante, suelto, que se movía al vaivén del viento, despidiendo olores de manzanilla. Ese día te pediría que fueses mi novia, no llegaste, de hecho, nunca llegaste. Han pasado muchos años y cuando la tarde se hace gris, lluviosa. No puedo reprimir una exhalación y preguntarme: ¿Cómo estarás?
