sendero
La abuela, ahora con la pandemia, es un río de rezos. Pide por sus padres, sus hijos y nietos. Hay un tal padre Rentería, que estuvo en Comala, y ora día y noche para ser perdonado. Entre los dos desordenan mi silencio y me niegan el eterno descanso. Noviembre es de lo peor, el martirio de escuchar las plegarias de los vivos e impregnarse del aroma de las flores muertas es insoportable.

ja ja ja…. Incorregible Rubén, se extrañaba tu buen humor.
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Por lo visto hasta los difuntos se aburren de escuchar tantos rezos….muy bueno tu sentido del humor, amigo Rubén. Un abrazo.
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Gracias Ingrid por tu comentario, si los hombres tenemos diferencias , seguramente los muertos también. Abrazo grande.
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