Los muertos aún están calientes,
todavìa vive el odio que los abuelos inculcaron.
Estamos sin lágrimas,
apedreados de la boca.
Las mujeres con sus senos blancos,
llevan leche y angustia.
Se fueron los muertos a pelear en otros silencios,
adelgazando sus almas,
afilando los odios.


Me encanta, Rubén. Un abrazo.
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Gracias julie por llegar y dejarme tu palabra. Abrazo y rosas.
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