De tal palo tal astilla de Rubén García García

sendero

Harto de comer, me quedo dormido bajo el árbol del mango. Hilos amarillos escurren por mi barbilla. Lejos escucho los gritos de mi madre reclamando su leña. Sobresaltado busco ramas haciendo un hato más delgado que mi cuerpo.

—¡No había, no hay, siempre tienes pretexto! Explícame ¿cómo es que tienes amarillento y pegajoso el mentón? Chamaco cabrón, estuviste comiendo mangos.

—Solo fue uno que se cayó, mientras buscaba la leña.

—¡Eres igualito a tu padre! ¡falso y mentiroso!

2 Comentarios

  1. Qué mala persona la madre… no le llega con criticarlo a él que también critica a su padre… Nunca he entendido a las personas; hombres o mujeres que hablan a sus hijos mal de sus padres o de sus madres y menos aún sido o todavía son sus parejas.

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  2. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    El enojo es mal consejero. Y no le falta razón. Para su tristeza, el varón no es el mejor ejemplo. Gracias por comentar. Abrazo.

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