El peso de una decisión de Rubén García García

Dónde tendría el cerebro para aceptar a este bueno para nada? Ronca peor que cerdo Hace dos años sentí el alboroto de las mariposas. ¡Tan bien que estaba! Si comía bien, si no también. Si quería irme a bailar, lo hacía. Me casé. Ahora tengo que lavar, planchar, hacer de comer, aparte de la joda que te dan en la fábrica de ropa. En la noche quieras o no, si el marido desea tengo que complacerlo. ¡Ah, pero eso no es todo! También tengo que tolerar a sus amigos. «Mi amor tráenos otra cerveza y, más botana para picar». Cuando se van hay que limpiar y poner todo en orden. ¡Escuchen como ronca! Ni la vida le corre. ¡Cómo él no tiene que levantarse temprano! ¿a quién le echo la culpa? Si mi madre viviera tendría que darle la razón. Enojada me decía: «¡Nunca se te va a quitar lo bruta!»

2 Comentarios

  1. Siempre se está a tiempo de decir adiós y empezar de nuevo! La vida es vida hasta que se acaba… ayer es tarde pero hoy aún se pueden hacer muchas cosas.

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    1. Así es, como dice el refrán beisbolero, la vida es vida hasta que se termina. Y es que cuando te da esa enfermedad de maripositas en el estómago, la razón se confunde. Gracias por leer y darme tu opinión.

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