Sendero
Tarde de otoño.
Ruedan por la ventana
gotitas de agua.
El vaho opaca
el cuadro de cristal,
donde dibujo
el calor de tu nombre,
tu rizo caoba,
tus labios de granada;
y el pelo lacio
que cubría tu espalda.
Afuera, el viento
hace silbar las hojas
y las desprende.
Dobla el viento la dalia
la que tanto cuidamos.
