Sendero
Camino. La tarde gris. Llueve y ya algunos hilos de agua corren por la mejilla. Recuerdo tu cabello abundante, suelto, que se movía al vaivén del viento, despidiendo olores de manzanilla. Ese día te pediría que fueses mi novia, no llegaste, de hecho, nunca llegaste. Han pasado muchos años y cuando la tarde se hace gris, lluviosa. No puedo reprimir una exhalación y preguntarme: ¿Cómo estarás?
