Sendero
He sido un glotón. Disfruto una buena comida, una buena plática de sobremesa con un coñac y un café en la mano. Cincuenta años departiendo. Soy gordo, hipertenso, diabético. El placer de la comida está por encima. Y lo que quiero para mí, lo quiero para mis gusanos. Por eso, cuando el médico me instó a que diera un cambio de hábitos privándome del sabor, hablé por mí y por ellos. Mis gusanos tendrán el placer de disfrutar de una carne afrutada con tintos, sal y finas hierbas. Será una satisfacción observarlos en su comilona, hasta que solo quede mi sonrisa.
