sendero
Dormía la siesta. Soñaba con un ejército de hombrecillos que lo sujetaban con cuerdas y lo herían con sus lanzas. Despertó vociferando madres y quitándose las hormigas aferradas a sus nalgas y al sumidero.

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Dormía la siesta. Soñaba con un ejército de hombrecillos que lo sujetaban con cuerdas y lo herían con sus lanzas. Despertó vociferando madres y quitándose las hormigas aferradas a sus nalgas y al sumidero.