Sendero
Me duele pensarte; el ayer casi presente…lejano. Interminables noches, días de aroma, complicidad. ¡Ah! Los falsos de la vida. Cierto, nada nos debemos. Hay días inevitables, inconfundibles, tus manos en mis mejillas, luego, rodeando mi cintura. Tu boca de palabras mudas con estertores que se sumaban al canto de los gallos. ¡qué hermosa insensatez, la de amar a un servidor de Dios.
