Ya llegará la noche de Rubén García García

Sendero

Miro a través de la ventana, la perra nevada juega con su sombra en el jardín mientras afinas tu arreglo en el espejo que cuelga de la sala de estar. Me pierdo en la floración de las buganvillas, pero mi oído me dice que vas y vienes de tu recámara al espejo, Capto el taconeo de tus botas en la duela. Es una pisada que hinca, con el ojo angulado veo que sacudes la cabeza y me roza tu mirada. No tarda el Taxi de la compañía en pitar el claxon y sé que no deseas ir al laburo. Los dos sentimos el deseo de perdernos en la intimidad del tiempo. Me volteo y reímos y sin decirlo nos asalta la idea de volar, pero volar es peligroso y el beso que me das solo queda a la orillas de mi boca.

Como me tienes de huésped, la noche podría meternos zancadilla.

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