Una mañana fría

Sendero

Jugábamos. Abrí la manivela y las gotas frías cayeron sobre tu cabello, la camisa se pegó a mis senos libres. Te jalé. Aun con la respiración entrecortada mordiste mi labio y había en tu boca yescas. Deslizaste tus besos para llegar a la lava. ¿Quién sentía el agua fría? saciaste tu sed ardiente en la plenitud de mis pechos. Epiléptica de mis deseos tomé tu península y la anexé como territorio conquistado. Sonaba el agua, el gemido y mi pierna fue una boa enroscada a tu cintura.

El frío tomó su sombrero y se fue.

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s