Sendero
Ella descansó su cabeza sobre mi brazo, yo acariciaba su pelo. Ella sonreía y escondía su cara en mi cuello.
«Qué velludo eres …quisiera dormirme contigo»,«duérmete». Cerraba los ojos y los abría. «Mejor llévame a casa, si me duermo despertaré mañana y en casa se preocuparán». En el taxi volvió a dormirse en mi hombro.
«Eres al que amo. Otros halagan y solicitan respuesta a sus pretensiones. Este corazón está contento con el que no puede estar siempre para mí. Me hago muda cuando te vas, sin embargo, todo el coraje desaparece cuando sonríes. Nunca sabré que es mejor: sí haberte conocido, o no, pero no dudaría en
estar a tu lado, mis días los llenas; y el mañana es una pregunta que nadie puede contestar»
Un día se fue. Un día me fui. Quizá el temblor, nunca supe.
