Sendero
Estaban hechos el uno para el otro. Ella sádica, él masoquista. Por negocios ella salió de la ciudad. Él, ansioso, esperaba su regreso. Cuando llegó, pretextó jaquecas, cólicos y él sentía que el aire respirado era insuficiente. Ella indiferente escaneaba su sufrimiento. «hay demasiado aire, pero si deseas te llevo al bosque» en el cielo de su interior había una lluvia de estrellas. Tanto era la insistencia de él, que de vez en cuando lo azotaba con desgano y suplicaba: más duro, más, pero fiel a su sadismo, siempre lo dejaba a la mitad.

No hay como un roto para un descosido…besos al vacío desde el vacío
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todaa la razón. Abrazo grande y feliz año.
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