La mano de Rubén García García

Sendero

La mano era fría, y se sentía pesada sobre su cadera. No era una mano humana, seguro que no. Era una pesadilla, eso era todo. Pero la mano no se movió, y ella no podía despertar. Intentó gritar, pero estaba bloqueada. Estaba atrapada en su sueño. La mano subió hasta llegar a su pecho. Forcejeo en su mente, pero estaba paralizada. La mano se cerró sobre su cuello, y empezó a apretar. Ella sabía que estaba siendo asfixiada. El mundo se fue oscureciendo a medida que la mano la violentaba… intentó salirse de la pesadilla y lo logró: recordó en una brevedad su vida y como si subiera escalones llegó a la cima. Los aplausos de la sociedad, los abrazos de la familia y luego el disparo certero y fatal; solamente así regresaba a la paz de su muerte.

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