La providencia de Rubén García García

sendero

No cantó el gallo, ni rascaron las gallinas en el patio. Es una mañana fría. El marido ronca como cerdo. La madre se truena los dedos. No hay huevos porque las aves las vendió su esposo para comprar cerveza. Un puñado de frijoles, un caldito de chayotes. ¡No hay nada!. Hizo una maleta, tomó a su hijo y salió a la calle sin rumbo…regresar con su madre, ni loca. Es mejor la providencia.

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