¿Acaso los has visto pasar? de Rubén García García

Sendero

Por la mañana, si mamá hablaba sola, había que levantarse. Su voz era una exigencia. De pie para ir por agua al pozo, asearle y darle de comer al chancho y barrer el patio. Se oía el barullo de los cotorros, era un griterío espantoso. Desesperada les tiraba piedras para que se fuesen. Era enérgica la voz de mi madre y hoy solo la escucho en mis recuerdos. La entiendo en su carencia y soledad. Qué no daría por traerla y ¿dónde se fue el escándalo de los cotorros? ¿O acaso los has visto pasar en este cielo sin nubes? me pregunta mi madre.

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