Hastiados de la vida de Rubén García García

Acordamos disparar al mismo tiempo. Ella metió el cañón en mi boca, y el mío lo puse entre sus cejas. Por mi mente pasó su actitud apresurada y cuando quise jalar el gatillo, fue demasiado tarde.

Anuncio publicitario

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s