Sendero
Al abrazarte, te percibo lejana. ¿Qué te preocupa? Solo sonríe y percibe. ¿La lejanía de tus hijos? Entiendo. La soledad como en las paredes se ha incrustado; el salitre brota y serpea. El hombre dientes de sable se fue. No te valoró; y será tarde mañana. El duelo no es eterno; la vida sigue. Solo es cuestión de que des el primer paso. Atrévete, que la soledad es buena consejera cuando está de visita, pero si se queda a vivir contigo es un cáncer.
Nadie vendrá a tocar a tu puerta, eres tú quien debe de tomar la decisión. Y, ya basta de llorar, una vez pasa, pero todos los días no es saludable.
Pasea y silba, que eso enciende el ánimo.
