Sendero
La tierra apelmazada se suelta por las navajas de una ave. En el cielo hay una nube gorda, perezosa, que simula una vaca negra. Llueve, llueve a cántaros y por una brevedad humedece el ejido. El aroma dormido despierta. Es olor a tierra mojada que se esparce. Es un olor viejo de vida, es cavernícola. Olor que a los muertos despierta y los hace recordar su niñez. El sol irrumpe poderoso y la memoria se cierra, para volver a la eternidad del silencio.
