Sendero
Perseo se la llevó de Rubén García García
Aquella tarde, furtivo llegué a su palacio. Detrás de los guerreros de piedra le declaré mi amor. Ella supuso que me burlaba de ella. Para nada, mi deseo no era darle muerte, y como muchos quedé convertido en piedra.
Mañana vendrá Perseo.
Estoy entre cuerpos de roca y el otoño llega lúgubre y gélido. Me azota el viento frío del sur, pero ni eso puede congelar la tibieza de su recuerdo. Todo el tiempo la contemplo y si ella me tocara, sentiría el latido de mi corazón de laja.
Ella se fue con Perseo.
