Sendero
Alberto se dio cuenta de las miradas brillosas de las adolescentes. Tenía un carácter reservado que lo vendía por timidez. La licenciatura la obtuvo gracias a que ellas lo registraban como parte del equipo. Se casó en cuatro ocasiones. Y cuando la edad cobró su cuota en su figura y sexualidad, decidió vivir solo en su mansión. Por las mañanas salía a su jardín a consentir sus rosas que alimentadas con abono femenino nunca dejaron de florear.
