Sendero
Mi corazón parecía un sapo, tenía un episodio de brincos cuando su boca húmeda hacia nido en mi cuello. Minutos después entre sus fauces esperaba la inminencia de su embestida. Recuerdo su pelo negro de pantera y aquellos saltos suaves y finos hasta depositarme en su madriguera. ¡Señora si supiera como la recuerdo! Ser consumido por sus ansias es bailar en los cielos.
