Sendero
Un mes trabajando el cuento, a media res había sido la mejor manera de presentarlo. A las tres de la madrugada resolví acostarme. Por la mañana, fui a la oficina, la señora de la limpieza me dejó el cuarto impecable. Encontré una sola hoja, una frase: «aprovechen el viento, nos despoja del sopor, oxigenamos con aires de montaña el espíritu y una segunda ráfaga, que tal vez nunca llegue.
Era el tiempo de la “Olivetti” y la campana del camión de la basura se oía lejos de mi calle.
