Sendero
Llevan las pelotas de ropa que han lavado en el río. No tarda la noche y saben que el marido las estará esperando para que busque algunas tortillas que con frijoles, chile verde saben ricas. Él quedará con la panza llena. Hay un huevito que reparte entre sus dos hijos, ella con un café negro con piloncillo se conforma. Hay que ordenar la ropa, planchar el uniforme de los niños, limpiar los zapatos y calcetas que remendar. Antes de acostarse va a verlos, y los besa. Trastea, hace tiempo en la cocina, y confía que el compañero se haya dormido. Solo desea dormir, y dormir como si nunca hubiese dormido.

¡Pobre mujer! francamente el hogar es una fábrica que nunca para….no tiene horario de salida, pero si de entrada, generalmente las amas de casa con hijos chicos se levantan a las 6 de la mañana y suelen acostarse a las 12 de la noche….ni siquiera duermen 8 horas, yo ya pasé por eso cuando mis hijos eran chicos, aunque yo tenía empleada que me ayudaba, ahora amigo Rubén imagínate a esas mujeres con bajos recursos económicos que no pueden pagar una empleada. Muy buena tu publicación que nos muestra una realidad que hasta el día de hoy se ve en muchos lugares del mundo. Te invito cordialmente a visitar mi reciente poema en el siguiente enlace: https://tualmaylamia703616232.wordpress.com/2021/12/19/a-que-se-parece-la-soledad/ Un abrazo grande.
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GRacias amiga, tienes toda la razon, ya me dare una vuelta por tu blog. Abrazo.
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