Sendero
Me perturba con solo escuchar su voz. ¡no lo aguanto! He decidido matar a mi marido. Lo conozco bien. El momento idóneo es por la tarde, al tomar su café. Es gordo, de presión alta y azucarado. Tenemos en común, que estamos enfermos de la presión. A él le sube, a mí me baja. Unas gotas de mi medicina en su café; no lo notará. Sustituir sus tabletas por unas de almidón es factible. Lo atenderé como siempre: y a esperar. Lo que venga primero: un infarto es rápido. He comprado un vestido negro, discreto. Suelto, tres cuartos, de buen algodón, fina caída. Ese día calcé el vestido negro, maquillaje discreto. Mi esposo y yo, no tan solo coincidíamos en la presión arterial, sino en la intención. Al verme en el velatorio, los familiares exclamaban. ¡qué hermosa se ve! hasta parece que está dormida.

¡Qué mala esa mujer, estimado Rubén! y pensar que hay muchos casos así en la vida real. Te invito a leer mi reciente poema: https://tualmaylamia703616232.wordpress.com/2021/12/13/de-la-cabeza-a-los-pies/ Un abrazo.
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Gracias amiga por tu visita. <un abrazo grande.
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GRacias amiga por tu visita, un abrazo desde <méxico.
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