Sendero
Mi aliento ya no posee el brío del venado; los árboles, de mi jardín, florean por la magia de la vida. Tienes en tu mano un espejismo, tan quebradizo que el vuelo de un pájaro lo rompería. Mi árbol carente ha tirado la hoja y los retoños tardan, como una esperanza sin esperanza.
En mi jardín,
por amor a la vida,
de vez en cuando,
se adorna y reverdece,
la magia del amor.
