Sendero
El Doctor Torres llevó a su ahijada a un sótano, aledaño al consultorio, donde le mostró los recipientes de vidrio de varios tamaños. El frío hizo que sus pezones sobresalieran de la blusa escolar.
le jaló la oreja y le dijo con voz seria, pausada.
— Cada vez que forniques con un varón, siempre estarás en riesgo de que tu matriz forme una criatura, como las que están en los frascos. Debes de tener cuidado.
Los fetos ahogados parecían moverse en el líquido ámbar y muchos años después, veía en la frente de su amante, aquellos ojos, que con su mirada ausente la juzgaban.