Sendero
Corro por desiertos, laderas de nieve y el pulso salta. Voy por tejados abrasados y me da por brincar tan alto que vuelo. Volar siguiendo un pelícano rozando el mar. Volar entre yuyos y flores y salir con olor a hierba y jazmín. Ver desde el cielo a los pescadores que llegan al puerto y volver al paso por callejones trenzados piedra con piedra y llenarme del aroma sagrado del pan.
Regresar a la profundidad del silencio, inflado de aroma y color.
