Sendero
Es la primera vez que invito a un hombre a mi dormitorio y quizá la última. Cerré mis emociones y deseos con una rutina de quehaceres y deporte. En el closet, hay una pequeña puerta, la abro y veo a una mujer, qué soy yo. Danza al son de tambores y el sudor de su cuerpo extiende el deseo. En otro cuadro aparece sacando del horno una pieza de carne. Al final hay una abuela que teje por tejer, y percibe el aroma de una piel sudada y deseosa. me he puesto la bata de seda escarlata y mi compañero me pregunta si me gusta el baile.