sendero
Se sentó como un muñeco de resortes, con el deseo de aspirar profundamente. tocó su cabeza, su cara: barba y coleta no las tenía. Purísima blancura, silencio y quietud.
¡No! ¡basta! ¡basta!, ¡quiero morir!
—Eres el primero en saberlo
—No soporto ni el silencio, ni la paz.
—¿Entonces quieres ir al infierno? —Sí´
—Entonces estás en la casilla correcta.
