Sendero
Una noche entraron a nuestra cama: un gorila, un gato y un fantasma, grité tan fuerte que los tres salieron corriendo. Yo no sabía que eran parte del sueño de Makiu y que llegaban a protegerla para evitar pesadillas. Si ella me contara, mis otras hermanas no se hubieran asustado, por mi alarido ahora la familia me mira con recelo y temen que vuelva a ocurrir. Han perdido su confianza. En la mañana para ir a la escuela, me dicen:—Pasa las esquinas con atención, respeta los semáforos, siempre escoge calles transitadas, no te embobes con revistas, y se recatada y juiciosa, nada de balancearse como si tuvieses una muelle en cada pierna y en cada cadera una flor. No saben que siempre camino pegada a la pared y la que marcha de ese modo es mi hermana Makiu.
