Sendero
Tenía el puñal de su mejor amigo en la parte izquierda del pecho. A su alrededor las chicharras y, en la lejanía silenciosa, los coyotes olisqueando. Respiraba con dolor. Pensó que su agresor iría ya por el arroyo cuando sintió el chapoteo de la sangre en la batea de su tórax.
El escritor de historias detuvo de tajo la narración, se volteó irritado para mirar quién lo había tomado del hombro. Pero una boca depositó un beso en el lóbulo de la oreja y con voz suave le dijo:
—Soñé que escribías algo para mí.
Aún estaba molesto, pero la caricia le disipó el enojo y tomándola de la cintura le susurró: “espérame sobrina que lo haremos con la pasión de Marte y en el sueño te daré unas gotas del río Lete para que el olvido borre el recuerdo de esta tarde. Semanas después leerás la historia y sentirás en tu alma haber sido tú.
No, tu “texto” lo quiero para mí, como una perla en la cavidad de mi corazón.

¡Qué linda prosa,! amigo Rubén….con un significado tan hondo y enigmático a la vez…que se asemeja a una pasión prohibida. Te invito a leer mi reciente poema LA ESPERANZA RENACIÓ…Un abrazo grande.
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SEgur que sí amiga. Abrazo y rosas.
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