Sendero
Pasé el peine sobre mi testa y salí para conocer el centro del pueblo. “no confíes en lo que veas” escuché la voz detrás del espejo. Me reí, la mañana era tibia, un sol abierto iluminaba las cortinas de la ventana. Guayabera de manga larga, pantalón de fina lana. A dos cuadras el cielo se volvió negro y las nubes vomitaban agua. Regresé ensopado y mis zapatos de tela parecían dos fuentecitas de juguete. Para llegar crucé con un sujeto que me saludó y dijo para sí, “lindo día”.

Lindo minitexto. 👏👏
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Muchas gracias por tu visita, un abrazo grande.
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