semdero
Se vino el invierno, y es verano. La lluvia afilada cae sobre el naranjo. ¡qué olvidadizo!, no encuentra la gabardina. Esperaba un chubasco que lo limpiara del polvo cotidiano y no la gota fría que lo estremece hasta las raíces. El pájaro limón brinca entre sus ramas y canta como si el mundo estuviese sordo. Siempre lo tolera, pero con el frío sus brincos duelen, cierra las hojas y escucha el parloteo de las gallinas que van trepando una tras otra sobre su epidermis. No falta alguna que resbale y otras que lo cagan. Ya duermen y él siente el calorcito de las aves que lo resguardan de la insistente frialdad. Los plumíferos son cagones, pero no hay mal que por bien no venga.

¡Qué adorables son los plumíferos, Rubén! yo amo a todas las aves. Un saludo.
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Asi es Ingrid comparto contigo. Abrazo grande, abrazo.
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