Gabriela Aguilera Valdivia minificiones

JUEGO DE MANOS

Quizás de villanos. Estar así, rozar con intención un dedo en el acto rutinario de pasar un plato en medio del almuerzo familiar, luego los ojos, uno en uno. Entonces un tocarse en secreto, la línea del mantel como frontera de la escena, ese punto en que los comensales, suegros, cuñados, cónyuges, sobrinos, hijos, no ven, y menos imaginan que hay dos manos batallando una caricia.

Más tarde, la suerte maldita de tener un momento a solas, apenas un instante que no saben cuánto durará, ese tiempo justo en que por arte de magia los otros no están presentes, la suavidad de la tarde envolviéndolos, la algarabía de los pájaros en el crepúsculo, el rumor de los almendros y las manos, los dedos, las palmas pueden ahora hallarse enteras sobre la rugosidad de un banco de madera, reconociéndose, espejo una de la otra, una contra otra y entonces ya no evitan el contacto y la pasión sube hasta las bocas que, estremecidas, inician la lucha de labios y lenguas y dientes, en un beso culpable de villanos crueles.

TENGASE PRESENTE

Seré un montículo de cenizas y desearé quedarme detenida en tus labios, cautiva en tu lengua, prisionera en tu garganta. Querré ser condenada a permanecer en ti, cuando despojada de cuerpo, se levante la brisa y me haga volar hasta tu boca, obligándote a engullirme.

FRONTERAS DEL TERRITORIO

A las mujeres prisioneras de Venda sexi

Mi cuerpo empieza donde tus dedos lo acarician, responde a tus manos con la perfección de la palabra. Mi cuerpo se abre para recibirte, darte espacios, sumarse a tus movimientos. Mi cuerpo era con el tuyo y así estaba previsto en una historia de destinos que venía desde el silencio.

Mi cuerpo termina ahora, en esta habitación tan grande como el silencio de donde venía nuestra historia de destinos. Termina ahora mismo, cuando me tocan manos que no puedo ver porque tengo los ojos vendados. Alguien me obliga, me hiere penetrándome con la fuerza del vencedor. Mi cuerpo está hecho jirones y el dolor es extenso porque no hay fronteras para el horror. Mi cuerpo cercado es ahora un territorio de guerra.

Gabriela Aguilera Valdivia: Escritora, estudió antropología en la Universidad de Chile y realizó un diplomado en Estudios Mexicanos en la UNAM. Ha publicado Doce guijarros, (1976), Asuntos privados (Editorial Asterión, 2006), Con pulseras en los tobillos (Editorial Asterión, 2007) y En la garganta (Editorial Asterión, 2008)…
Ganó el segundo lugar en el concurso de cuentos Eusebio Lillo (1993), obtuvo una nominación en el Primer Concurso de Cuentos Eróticos de la revista Caras en 2004 y también en la segunda versión, en 2005. Ganó el segundo lugar en el concurso de cuentos de la Municipalidad de Peñalolén en 2005 y fue nominada en el concurso Jacinto Benavente, en España, el mismo año. Sus cuentos han aparecido en diversas antologías de Ergo Sum y en la antología de microcuentos eróticos de mujeres latinoamericanas, Microscopios eróticos (publicada por la española Ediciones Atómicas). Es antologadora y editora de los libros objeto de Ergo Sum desde 2005, y desde 2007 forma parte del Comité Editorial de Editorial Asterión.

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