Sendero
En este momento que la perra juega en el jardín, te llega el deseo de no ir al trabajo y quedarte a mi lado. Vi que sacudiste la cabeza e hincaste el tacón en el piso de madera. Inefable sería perdernos y disfrutar la intimidad del tiempo. Reímos. Pero volar es peligroso…te despediste con un beso a orillas de mi boca y roce con las palma tu cadera. El taxi te esperaba, la oficina también.
