» O dispara usted o disparo yo»
Éramos de la misma estatura, si hubiera calzado planta baja, no habría habido problema. Pero no, se encaramaba en los tacones para dejarme en ridículo. La última vez fue demasiado lejos, los stilettos miden doce centímetros. Cuando intentaba llevarla por encima del hombro, tenía que ir en puntas de pies y aún así, parecía que ella me apuntalaba. Se lo pedí, llegué a suplicar, pero no me escuchó. Se complacía en ridiculizarme, se atrevió a llamarme «mi pequeñajo». Le saqué un zapato y le aticé con él en la cabeza. Se le quedó bailando en todo lo alto. Me gritaba «¿qué haces, enano?» Entonces empuje el tacón hacía abajo hasta que se quedó callada.
El informe del forense dice que la herida en la cabeza, causa de la muerte, fue hecha con un clavo o algo similar ¿Cómo iba yo a saber que esos tacones llevaban dentro un fleje de acero? En cuanto al móvil del crimen, la policía carece de sensibilidad, nunca medirían el peso de la humillación.
El arma del crimen viaja, con su otro par, camino de Argentina, calzando a mi prima Rosarillo que vive allá.No tienen nada contra mí. Caso cerrado.
Pilar Galindo Salmerón.
Tengo 75 años, estoy jubilada de la Administración Local. Soy madre, abuela y escritora amateur, a
pesar de mis años. Me gusta el mar y la música. Escribir, leer, charlar. Tengo algunos premios: RTE la Caixa. Canal Literatura. Jirones de Azul. El Coloquio de los Perros. Abadía del Perfume.
