En esta parte del planeta ven al sexo como un acto circense. Aplauden cuando hago sexo oral y retumban gritos de admiración y envidia cuando he despachado a media docena de ejemplares masculinos, bien dotados. Y es una locura cuando miran que uno de ellos se ha quedado emasculado. Por supuesto que lo que devoro es una copia perfecta de un pene hecho de almendras. solo el administrador del circo sabe que sí soy capaz de hacerlo.
