José Manuel Ortíz Soto
Tantos pelos tiene un gato
Un gato de angora, cansado de los mimos y caprichos de su excéntrica dueña, decidió visitar al peluquero.
—¿Estás seguro de lo que me pides, corazón? ―le preguntó el estilista, desconcertado.
—Sí, Didí. Es tiempo de que tome otro camino y me encuentre conmigo mismo ―filosofaba el animal, estremecido por las caricias de la máquina rasuradora.
Cuando el gato se miró al espejo, no pudo contener los maullidos de narcisista admiración. —Después de todo, no soy mal parecido. Ofreceré mis servicios a una agencia de modelos, quien quita y este invierno estrene un abrigo de chinchilla.

Gracias por compartir, Doc.
Me gustaMe gusta
Sale mi buen. Abrazo.
Me gustaMe gusta