El vicio del deseo

De Rubén García García


Me gusta dormir boca abajo para relajar el cuello. Debí soñar que ella me daba masaje, tenía arte para hacerlo. últimamente me ofrecía una aspirina. Solo sentí un piquete y las luces se apagaron. Me enterraron en el sótano. Cosa graciosa, en este lugar yo me hacía el muerto para no ser descubierto en el juego de las escondidas. Salí del encierro a nuestra recámara. Dormía de espaldas a su amante, la desperté acariciando su frente. Abrió los ojos. espantada de ver mi cara llena de gusanos, los suficientes para ocasionarle un infarto en un corazón ingrato, pero ya dañado por una fiebre que tuvo en su juventud. El sujeto dormía boca abajo muy parecido a como yo lo hacía. Encontré la aguja de raquea y entró sin resistencia, profundamente en su médula espinal. Le di la vuelta y lo reconocí. Siempre supuse que mi otro yo me envidiaba.

Alguna vez Rubén García, el administrador, tuvo deseos de hacer deporte y encontró en el trote un placer que guarda cariñosamente. La carrera de resistencia le dio la oportunidad de ponerse en contacto con la naturaleza. Paisajes muy bellos que están cerca del habitad. Fotos que como buen anciano las conserva, como para decirle a los nietos que el abuelo un día también fue joven.

Señales que te indican que no estas durmiendo lo suficiente | En Pareja

2 Comentarios

  1. Borgeano dice:

    Otro cuento de corte clásico. No hay caso, cuando están bien escritos, no pasan de moda.
    Abrazo.

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    1. Un cuento que salió en la madrugada mi buen amigo. Gracias por tu comentario9. Abrazo grande.

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