De Ildiko Nassr
Tomado de la antología del Microdecamerón
En la casa, hay un silencio diferente. Los enfermos han dejado de quejarse y su lamento es un zumbido de abejas. La nieve ha dado paso a un frío agradable. Algunos brotes se abren paso en la tierra
yerma. Los que permanecieron sanos tienen un ánimo diferente: se sienten inmunes y eso les otorga una acidez particular a lo que escriben.
Hay humo en algunas partes de la casa que comparten. Dos hombres fuman sin piedad y sin respeto hacia los demás. Inundan todo con su olor. La mujer de los ojos celestes los increpa sin piedad y los incita a salir al bosque:
–Son cobardes para ir afuera, pero no para contaminar la casa –les dice y ellos no saben qué hacer y apagan sus cigarrillos.
El silencio parece devorarlo todo alrededor.
