De Marco Salas
CÁRCEL
De pequeño torcía los brazos y le dijeron que no lo hiciera porque estaba mal; luego jugó con muñecas y se las arrebataron porque lo podían golpear si lo veían. Conforme los gestos se le iban acartonando, no podía llorar porque los hombres no hacen eso. Tampoco pudo usar un sombrero de ala ancha en su graduación ni un moño rosa en la boda de su tía. A los veinte años conoció el amor, pero no pudo agarrarle la mano por miedo, no se atrevió a darle un beso, y lo dejaron. Él se sentía bien porque nunca fue culpable, al contrario, el rechazo hizo de su cuerpo una cárcel.
Marco Salas (Xochimilco, Ciudad de México, 1995). Egresado del diplomado en Creación Literaria de la Sogem. Ha colaborado en medios y revistas. Ocupa la mayor parte del tiempo en ser autor de sus tonterías.