(Buenos Aires, Argentina, 22.07.1922 – Buenos Aires, 22.03.2016)
La señora de Sei, que había enviudado muy joven, adoraba a sus hijos y no permitió que nadie, excepto ella, se pusiera en contacto con los mismos hasta llegar a la pubertad. Cuando los hijos de la señora de Sei llegaron a la pubertad, el mayor se hizo monje anacoreta, el segundo entomólogo y la hija menor fue a dar, luego de ciertos hechos que no vienen al caso, a un burdel donde concedió sus favores a monjes anacoretas y entomólogos.

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