Los internos de psiquiatría se dirigen en ropa interior hacia las regaderas, bajo la mirada de la abrigada auxiliar. Es fría la mañana, los dientes entrechocan, y mientras esperan a ser secados por la asistente, que platica animadamente con la enfermera, tomaran del cesto una raída bata, y regresaran a sus camas sobreviviendo a la institución, sus demonios y al médico de base que pasará visita y escribirá en el expediente “mismas indicaciones”
Tristemente cierto. Ahora ampliemos los ámbitos y nos encontraremos con lo mismo.
Un abrazo.
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Gracias por comentar, Es cierto hay más oscuridad que luz, agonizan las esperanzas, de ver a un mundo mejor, sin embargo hay algunos oasis… Abrazo y a cuidarse.
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